viernes, 22 de febrero de 2008

Comiquitas viejas pero muy BUENAS



Quien en su infancia no vio alguna vez la comiquita de Heidi? Pues si, en algún momento compartimos la fabulosa vida de esta niña; Heidi es una niña suiza huérfana que durante sus primeros años de su vida había estado bajo el cuidado de su tía Dete, Un día, su tía tiene la oportunidad de trabajar en Frankfurt con una familia adinerada, pero no puede llevar a Heidi y decide dejarla con el abuelo de la niña, quien es un anciano que vive una vida de ermitaño en las montañas cercanas al pueblo de Dorfli. Heidi rápidamente aprende a amar la naturaleza, los campos abiertos y los animales y hace amistad con Pedro (un pastor del pueblo) con quien adquiere como costumbre llevar diariamente a pastar a las cabras del pueblo.

Así como disfrutamos de la vida de Heidi, también conocimos la historia de Candy Candy quien también fue una chica huérfana que vive a inicios del siglo XX, es solo una joven dotada de belleza, simpatía y un espíritu inquebrantable, que como la mayoría de las personas busca su propio destino, por lo que atraviesa dificultades y sacrifica su felicidad en más de una ocasión. Su principal objetivo en la vida es ¨aprender a vivir¨.
A lo largo de su vida intervienen amigos incondicionales que la ayudan a sobreponerse ante cualquier adversidad, aún cuando debe enfrentarse a la envida, los celos y la injusticia. A pesar de todo Candy pudo conocer el amor, claro que no fue uno sino tres sus amores, y estos cambiaron su vida para siempre. Candy nunca se se da por vencida y pese a todo encuentra la felicidad más cerca de lo que nunca hubiera imaginado.

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